Sabes… una vez alguien me contó algo que se me quedó grabado, como si se lo hubiera susurrado al universo esperando que alguien lo entendiera.

Me dijo:

Una vez lloré frente una persona que amaba profundamente, ella   no hizo nada. No me abrazó, no me preguntó por qué lloraba, solo   siguió viendo su celular. yo… me limpié las lágrimas.       disimuladamente, como si estuviera bien. Como si yo mismo no me   estuviera rompiendo frente ella.”

Me dijo que desde ese momento ya no lloraba frente nadie. Que había aprendido volverse invisible incluso en el dolor.

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