“Creo que siempre olvidamos las memorias del mundo, las memorias de las personas comunes... y yo las voy a comprar, para que nadie las olvide.”
Las marcas del encendedor
Estaba hablando con un amigo y me contó que la noche anterior le había pasado algo, una especie de Epifanía, me dijo: “Tenía en la mano un cigarrillo como cualquier otro. Pero el encendedor… ese no era como los demás. Tenía marcas. Rayones. Cicatrices, podría decirse. Y me quedé mirándolas un rato, como si me estuviera hablando. Pensé: este encendedor no se pudo haber hecho esas heridas solo. Alguien más se las hizo. Ahí está la diferencia entre él y yo. Porque yo sí me hice muchas de las mías. Y también se las hice a ella. Pero tal vez ahí esté la verdadera similitud: las marcas no nos hacen iguales, nos hacen únicos. Encendí el cigarrillo, y con él una pregunta que me persigue desde hace años. ¿Por qué no puedo dejar de pensarla? Ya no la lloro. Ya no me duele como antes. Pero sigo despertando con su nombre callado entre los dientes. Sigo cargando su recuerdo, no como una carga, sino como un eco que no se va. Y lo entiendo. O mejor dicho… no necesito entenderlo. Porque aunque no lo e...
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